Panoramas excursión

1. Vilafranca del Penedés (capital comarcal) La comarca se sitúa en el extremo meridional de la Depresión Prelitoral catalana entre las comarcas del Anoia al N, el Garraf y el Baix Penedés al S, el Baix Llobregat al E y el Alt Camp al O. El nombre Penedés aparece en diversos documentos a partir del S.X. Al parecer deriva de la palabra “penna” es decir peña o roca, lo que lleva a la derivación de "comarca rocosa", o "comarca de mucha piedra". Desde hace miles de años, las tierras de esta región están asociadas a la labranza de la viña y a la elaboración de vinos. El Penedés lleva generaciones y generaciones haciendo de la viña su principal motor económico, social y cultural. La historia vinícola de la comarca abarca un periodo cerca de los 2.500 años como lo demuestran hallazgos arqueológicos. Durante la Alta Edad Media, las condiciones de inestabilidad de la comarca menguaron la capacidad agrícola de la zona. Duarnte el S.XIII se fue consolidado el dominio condal, se recuperó y pasó por un nuevo periodo de expansión. La disminución demográfica a causa de la peste negra y las convulsiones sociales del final del periodo medieval hicieron soportar un notable retroceso en el trabajo de labranza y serias transformaciones en las estructuras sociales y laborables.
2. Ruta paisajística El Alt Penedés es una depresión longitudinal, cuyos terrenos se sitúan entre los 90 m. en la parte más baja, y los poco más de 900 m en el punto más alto. El origen geológico del relieve que rodea la comarca se enmarca, principalmente, en el mesozoico (era secundaria), mientras que los materiales que forman las zonas más bajas y planas tienen un origen cuaternario. Los terrenos cuaternarios están formados por arenas, limos, arcillas y piedras, y son muy buenas para el cultivo del viñedo, su principal basa económica, tanto por su composición química de alto contenido de cal, como por la buena capacidad del suelo para drenar las aguas.
— Cultivos La utilización de técnicas de cultivo respetuosas con el entorno y la recogida de los frutos en su punto óptimo de maduración, permite conseguir unos frutos exquisitos y muy apreciados por sus cualidades visuales y gustativas, sobretodo el melocotón, que se conoce con el nombre de melocotón de Ordal. El Penedés tiene una red hidrográfica caracterizada por ríos con caudales escasos y que sufren un notable estiage, de manera que muchos de ellos solo circulan intermitentemente. El paisaje claramente perceptible de la comarca se divisa en una extensa plana, perfectamente delimitada entre dos hileras de montañas, entre la Sierra d’Ordal y el Garraf y la Sierra Prelitoral. La plana aún está dominada por los cultivos, especialmente de viña, que destacan especialmente entre otros cultivos. Viniendo desde Tarragona paseando la mirada por las playas del Garraf pasamos a un escenario más escenográfico con el espectacular telón de fondo que dibuja la inconfundible silueta de Montserrat y viñedos en ondanadas suaves entre terrenos llanos y otros más serranos. La comarca goza de un clima mediterráneo suave, con los rigores veraniegos moderados por la llegada de la brisa del mar, y con lluvias no muy abundantes que caen más por la primavera y especialmente en el otoño. 27 municipios conforman el territorio y Vilafranca es la capital y el núcleo urbano más grande seguido de Sant Sadurní d’Anoia. Su geografía accesible y la dedicación agrícola de la zona hace que sea una comarca con gran cantidad de población dispersa en masías, rodeadas de viñedos, conjuntamente con las pequeñas masas forestales en las ondulaciones de la plana, donde predomina la pineda en las áreas montañosas y algunas extensiones de vegetación de ribera siguiendo las rieras y torrentes.
— Vinos y viñedos La verdad es que no resulta dificil hacer una ruta del vino por el Penedes porque todasa las vias y carreteras llevan por viñedos. Se pueden hacer en coche, BTT, a caballo o a pie. Elija lo que elija será divertido y refrescante, tantos campos cultivados, masias, iglesias o ermitas decorando el paisaje... Se trata simplemente de pasear y recorrer los viñedos, dependiendo la época del año cambian de colores, con los propios verdes esmeraldas de la primavera, los verdes mar del verano, los tonos rojos, amarillos y marrones del otoño o la cepa desnuda y muerta del invierno. El aire puro de las planas y onduladas serranías habre el apetito y un buen meridaje es la ocasión para decirle que está en la comarca apropiada. Un lugar muy regional y casolano es Cal Recolons (puede superar los 40 € por pers.) justo abajo del castillo de S. M. Sarroca.
3. Ruta cultural Muy dispersos pero interesantes.
— Olérdola. Del patrimonio construido más antiguo que se conserva en el país, el Penedès tiene la muestra excepcional del Conjunto Histórico de Olérdola, en el cual se puede visitar: La antigua ciutadella ibérica, que después fue romana y también medieval, tal como testimonian los diferentes pisos sobrepuestos de la muralla. Los restos de habitaje, silos, cisternas, tumbas, un trozo de iglesia mozárabe y una románica complementan el recinto. El promontorio d' Olérdola. Se trata de un cerro de proporciones moderadas, serrado, que domina en el Penedès y se abre hacia el mar. El cerro tiene todas las características atractivas que los antiguos habitantes deseaban para convertir un lugar en habitable y seguro. Su atractivo reside en que el lugar era prefecto para la vigilancia, siempre fue un lugar con espectativas defensivas, desde los íberos, pasando por los romanos y todos los pueblos medievales que lo habitaron. El paseo. Consiste en una vuelta al promontorio paseando nuestro conocimiento desde la Antigüedad a la Edad Media. En un abrir y cerrar de ojos circula la historia por nuestra mente y deja una buena sensación de aprendizaje, a demás de conocer mejor a nuestros antepasados.
— Vestigios romanos y medievales De los vestigios romanos pocos elementos restan de la dominación y el paso de la Vía Augusta. El patrimonio arqueológico del pasado realmente importante es el medieval, concretamente el románico del S.X. Este arte lo identifica, con el nacimiento de Cataluña, y su momento máximo de esplendor son los siglos XI y XII, cuando la Cataluña vieja ya estaba formada y pacificada, mientras que el Penedès era tierra de frontera, formaba parte de la Marca Hispánica y estaba acosada e inestable. No se conservan grandes construcciones ya que las guerras frecuentes destruían todo a su paso.
— Castillos de Gelida, Subirats y Castellví. Consevan restos visitables que aun dejan a la imaginación un arte visual de su antiguo esplendor. Están en lentas obras de conservación, no propiamente de restauración. Son visitables y accesibles, aunque se recomienda vehículo apropiado como 4X4 o TT.
— Castillos de Mediona, Sant Martí y Castellet. Han sido restaurados. El primero en realidad solo fue restaurado la parte más nueva del S.XV-XVI y está habitado actualmente, la parte más antigua que va del S.X al XIV está en en ruinas pero se conserva bien, sobresalen grandes murallas y torres aun en pie, tiene visita guiada cada día y hasta se puede tomar alguna bebida, en lo profundo del valle donde se iergue el castell, pasa la antigua via romana medieval que se puede hacer en un atractivo paseo a pie.

La mayoría de los castillos poseen iglesias, la mayoría de las cuales han continuado su función religiosa cuando los castillos dejaron de ser estratégicos.
— Castillos de Torrelles y Pontons. Apenas sobreviven basamientos y muros en pie.
— Castillos de Foix i de Sant Joan. Han adquirido relevancia sus iglesias, restauradas y conservadas para el culto cristiano, adquiriendo la categoría verdaguerina de "Ermitas al cielo suspendidas". Estos municipios son de geografía montañosa y algunos castillos se han convertido en masías fortificadas de época románica.
— Templo de Sant Jaume de Moja en el municipio de Olérdola se ha conservado intacta y tiene una gran pureza y armonía de líneas. Otra iglesia remarcable es la de Sant Pere Sacarrera, en la localidad de Mediona. Destacan por su exelencia la iglesia de Sant Benet, prerrománica en Espiells. La de Sant Sadurní y la de Santa Margarida de Agullàdols en Mediona. La de Sant Joan Samora en Sant Llorenç de Hortons. Y la del Santo Sepulcro en Olérdola, en esta última destaca la planta circular y las pinturas murales de la época.
— Templo de Sant Martí Sarroca, sin duda, la perla románica del Penedés, posee un ábside considerado de los mejores de Cataluña, cuya situación geográfica también es distinguible.
— Templo de Sant Marçal de Terrasola, una iglesia románica con planta de cruz latina, de bellas proporciones y una exquisita sobriedad.
— Priorato Benedictino de Sant Sebastià dels Gorgs, antiguo senovio, del cual se conserva la iglesia, parte de un claustro y un macizo campanario de estilo lombardo.
— La ‹rabassa morta›. O contrato de “rabassa morta” especificaba que la tierra se cedía al productor durante todo el tiempo que las cepas viviesen. Cuando las cepas morían, el campesino estaba obligado a devolver las tierras. La sentencia arbitral de Guadalupe puso fin a esta situación, cosa que proporcionó una mejor situación. El inicio de la Edad Moderna no aportó prosperidad ni a Cataluña ni al Penedès, las guerras continuas, el vandalismo y las catástrofes naturales dejaron el país agotado. La mejora social y agrícola no llegó hasta el S.XVIII. Este siglo se los considera el renacimiento del Penedés. Se inició el comercio exterior y la introducción de los vinos y aguardientes a los mercados inglés, holandés y finalmente americano una vez autorizado el comercio con el nuevo continente. La mejora económica incrementó el desarrollo demográfico. El trabajo de la tierra se vió impulsado con el uso de nuevas técnicas de regadío, fertilizantes y nuevas herramientas, etc. El S.XIX, puso al Penedés en lo alto de producción agrovitícola y la viña era el primer cultivo de Cataluña con el 70% de la región. En 1877 apareció por primera vez la plaga de la filoxera en España y Francia. Este hecho que en realidad devastó los viñedos del mundo entero trajo consecuencias económicas para la región. Antes de la filoxera se había iniciado un período de elaboraciones de vinos espumosos, basada en el sistema conocido como método champanoise, que con el tiempo se consolidará como una de las industrias claves de la zona. Tanta prosperidad se vio truncada con esta mortal plaga. La restauración del cultivo de la viña tiene dos nombres propios penedesencos: Marc Mir y Manel Raventós, más tarde lo hará internacionalmente la familia Torres. Todos tuvieron gran visión de futuro. Replantaron viñas con los denominados “cepas o pies americanos", resistentes a la filoxera, a los que se aplicaba después el injerto de las variedades de vino más productivas y de mejor calidad. El éxito de la iniciativa desarrolló el cambio de mentalidad en la profesión, la utilización de nuevas tecnologías en el cultivo y la elaboración de vinos, así como la creación de la Estación Enológica de Vilafranca del Penedès. A pesar de todo, durante la primera mitad del siglo XX, el contrato de la “rabassa morta”, nunca extinguido del todo, constituye el eje de numerosos conflictos entre campesinos y propietarios. En 1934 se aprobó la Ley de Contratos de Cultivo, que había de permitir a los “rabassaires” o "cultivadores", mediante previa indemnización a los terratenientes, acceder a la propiedad. La ley se abolió antes de ponerse en marcha. Pero una nueva época de conflictos sociales y políticos daría marcha atrás el empuje vitícola que comenzaba a resurgir. La Guerra Civil y la Posguerra no mejorarán las espectativas hasta pasada la década de los 50. El Penedès transforma gradualmente el sistema de venta en grandes cantidades por el embotellado industrial de los vinos, la intensificación de los cultivos de la vid y la progresiva incorporación de nuevas tecnologías darán el impulso que se buscaba. En los años 60 se realizó la creación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Penedès que consolidó y mejoró la producción y elaboración de los vinos del Penedès, dándole hoy el prestigio que tienen como una de las zonas vitivinícolas a nivel mundial. En 1972 se constituyó el Consejo Regulador de los Vinos Espumosos que reconocía el cava como a vino espumoso de calidad. En 1993 se crea el Consejo Regulador del Cava de acuerdo con el nuevo Reglamento y con las disposiciones de la Unión Europea.
— Bodega Torres En Els Pacs del Penedés Miguel Torres es una empresa familiar centenaria, han sido propietarios de viñedos desde el siglo XVII. La fundación de la firma Torres y CIA data de 1870 cuando D. Jaime y Miquel Torres Vendrell inician también la construcción de la primera bodega. Con D. Juan Torres Casals en 1928 se inicia la destilación de vinos y crianza de "brandy". Con Miguel Torres Carbó se inicia la expansión de la bodega por el mundo y la reconstrucción de la bodega destruida en la Guerra Civil. La actual familia Torres ha sabido aprovechar los conocimientos y experiencias acumulados unidos a las nuevas prácticas y técnicas enológicas , junto a la inquietud permanentemente innovadora, para contar con un excelente viñedo y unas modernas instalaciones con las que elaboran unos vinos apoteósicos y colosales con infinidad de premios y galardones nacionales e internacionales. El apellido Torres ha estado vinculado al mundo del vino desde hace más de tres siglos. La tradición familiar de elaborar grandes vinos y el amor a la tierra, han convertido TORRES en una bodega de prestigio que exporta a más de 130 países de todo el mundo. Hace unos años, la familia Torres decidió construir un espacio para recibir a todos los apasionados de todo el mundo y así contribuir en una de las misiones de la empresa: participar en la comunicación y la divulgación de la cultura del vino. Con este objetivo nació el Centro de Visitas Torres, abriendo sus puertas para dar a conocer la elaboración de sus vinos y la tradición familiar. Año tras año, el número de visitantes ha ido aumentando hasta llegar a cifras que superan los 100.000 visitantes, posicionando la empresa como una de las bodegas más visitadas de Europa.

— Cómo llegar? Ruta al Penedés
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